martes, 14 de diciembre de 2010

La escuela Nº7, nuestra escuela

La escuela como toda nueva entidad, primero tuvo que organizarse administrativamente, así fue como el 26 de Abril de 1909 tomó posesión del cargo de directora-maestra la señora María Carolina C. de Labal.


En Mayo de 1909, la escuela inicia sus actividades a 6 km. de la plaza de Moreno, un poquito más allá de la estación de La Reja. Funcionaba en la quinta del Sr. Mascaro, del lado sur, al que se le abonaba $35.- mensuales en concepto de alquiler. Las clases comenzaron con primer y segundo grado.
Varias veces cambió de ubicación, casi se podría decir que fue una escuela ambulante: en marzo de 1913 se trasladó a Villa Herrero en la calle Centenario, a ocho cuadras de la estación del ferrocarril, actual cruce de Irigoyen y Miero. En 1914 volvió a funcionar en el campo de Mascaro. En Octubre de 1915 se trasladó al campo del Sr. Toquino Dalle Nogaro. En 1916 funcionó en el campo del Sr. Luis Stremitz y continuó allí hasta 1919 inclusive. En 1920 la escuela se trasladó al campo del Sr. José V. Passo, en el paraje Tres Armindas, donde funcionó hasta 1923 en una casona que parece, aún se conserva en la calle Monsegur de La Reja.
En 1924 funcionó en la quinta del Sr. Benito Corvalán a 6 cuadras, lado norte, de la plaza principal de Moreno. Eso era en la equina de las actuales Independencia y M. Melo. Por aquellos años dejó de ser considerada escuela rural. Entre 1929 y 1941 dejó de funcionar.
Entrada a la escuela en la quinta "Los Perales".

En 1941 la escuela se instala definitivamente en La Reja en un local cedido por Don Juan Matías Pastorini, en la esquina de Avda. Storni y Pastorini (donde actualmente funciona la farmacia, aunque una vecina nos comentó que ella recuerda haber visto funcionar la escuela Nº7 dentro de la quinta “Los Perales”, pero en otra de las esquinas). En el mes de junio comienza a dictarse clases con 37 alumnos. Durante 9 años funcionó la escuela en ese edificio. Luego de tres años de dictarse clases, en 1944, queda oficialmente reconocido el funcionamiento de la escuela con primero, segundo, tercero y cuarto grado. Solo faltaba quinto grado para completar el ciclo primario. La maestra Rodríguez (de actividades multiples) dio clases en tercero, cuarto y de forma no autorizada a quinto grado, hasta que fue habilitado unos años más adelante.
El 6 de Marzo de 1950 se inaugura el edificio actual, para el cuál se gestiona el nombre de
En la década del 50, edificio nuevos sobre Av. Storni
Juan Matías Pastorini, pero que no fue autorizado ya que no llevaba más de 10 años fallecido (Pastorini falleció en 1948). En 1957 se impuso el nombre de “Antártida Argentina” y la escuela es apadrinada por la base antártica del Ejercito Argentino “Gral. San Martín” que le dona una bandera de ceremonias.
En 1994 se da por primera vez la copa de leche, aunque nos ha contado una ex-alumna que ya en la década del 60’ la escuela de la daba a los alumnos una taza de mate cocido.

Placa conmemorativa por el 75 aniversario.

En 2000 se amplia el edificio y como la obra no llegó a finalizarse antes del comienzo de clases, la escuela perdió casi el total de su matrícula.
En 2005, se designa oficialmente el cargo de bibliotecario a una persona, Carolina Gallego. Esto marca un comienzo para el funcionamiento completo de la Biblioteca “El atrapa sueños”, ya que se destina un lugar físico donde albergar los libros y todo tipo de material didáctico. La Biblioteca ya funcionaba con anterioridad, gracias al esfuerzo de padres, docentes y alumnos, repartida en las aulas.

Listado de los primeros alumnos de la escuela en 1909
Arestimuno, Juan; Alemán, Sara; Bayos, Antonio; Bayos, Pedro; Bianchini, Luis; Dalman, Lorenzo; Echeverría, Marcelina; Inchauspe, Bernardo; Inchauspe, Miguel; Hurburo, Juana; Larramendy, Martín; Michel, Ernesto; Mascaro, Yolanda; Mascaro, Modesta; Pagliano, Indalecio; Pagliano, Josefina; Pagliano, María.

¿Sabias que…?
En las décadas del 50’ / 60’, los bancos de la escuela no eran como los de ahora. Se trataba de pupitres de madera con tapa, que se levantaba para poner los útiles adentro. La silla estaba unida al escritorio y sobre él una perforación circular donde todas las mañanas doña Ana, la portera, llenaba los tinteros de porcelana con tinta para que alumnos escribieran con el plumón.
En el fondo de la antigua escuela, donde ahora se encuentran las aulas nuevas, había una enorme planta de moras negras. No se permitía a los alumnos comer de sus frutos, pero siempre había algún intrépido que rompía las reglas. Cuando eso pasaba, los alumnos quedaban con sus caras, bocas, manos y guardapolvos sucios, como manchados con tinta. Cuando la maestra  les preguntaba con intención de llamarles la atención, los chicos que excusaban alegando que se habían manchado de tinta al escribir con los plumines.

Agradecemos especialmente la información brindada tan gentilmente por Claudia Perillo, vecina de La Reja y Secretaria de la escuela, asi como también la posibilidad que nos brindó de tomar algunas fotografías.

Fotografías
Todas pertenecen al archivo de "La estación siguiente."

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